Aunque un importante número de líderes de opinión han manifestado su
oposición a la re-elección del procurador por lo que significa para el Estado
Social de Derecho, en los cálculos y alianzas políticas su re-elección parece
anticipada. El procurador ha logrado sumar sin problemas a los partidos:
conservador, liberal, cambio radical y de la U; además de la Corte Suprema que
lo ternó.
¿Qué podría frenar la su re-elección? (1) Una movilización social tal como
sucedió con la fallida reforma a la justicia, motivada por la posible impunidad
-el procurador es el encargado de investigar a quienes lo eligen- y los dejos
de sectarismo y corrupción que se han visto durante la administración de Ordóñez.
(2) La orden de la Corte Constitucional a Ordóñez en el sentido de retractarse
sobre 5 asuntos relacionados con los derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres, incluida la interrupción voluntaria del embarazo, pone al procurador
en un aprieto. Además de los 6 meses de cárcel con los que se castigaría un
desacato, incurrir en él confirmaría su poco respeto por la institucionalidad y
los fallos de la Corte, además de su imposibilidad de separar su credo personal
del ordenamiento jurídico. (3) El presidente Santos tiene la posibilidad de ternar
un verdadero contrincante que incline la balanza. La razón para hacerlo sería
lo entorpecedor que sería Ordóñez para el proceso de paz que arranca con las
FARC.
"La Corte Constitucional consideró que el
Procurador y dos de sus delegadas "amenazaron el ejercicio de los
derechos fundamentales" y "transgredieron los límites del ejercicio de
poder-deber". En medio de la polémica, a la que el Procurador no se ha
referido asegurando que no ha sido notificado, dos de sus procuradoras
optaron por renunciar". Las mujeres detrás del 'regaño' al Procurador.
"Pero señor procurador, por más que nos ataque (agresiones injustas a las
que no pienso responder, pues no tiene utilidad personalizar ese
debate), lo cierto es que mi tesis sigue ahí: usted nombró a familiares
de magistrados, que eran competentes para intervenir en su designación,
y ese hecho está expresamente prohibido por el artículo 126 de la
Constitución. Usted violó ese artículo constitucional y eso representa
una falta gravísima, que amerita destitución. Y usted no ha refutado esa
argumentación. Así de simple". Rodrigo Uprimny: Sr. procurador: debatamos con altura.
"El magistrado Alejandro Ordóñez se lanzó hace cuatro años como
candidato a la Procuraduría. En ese entonces su hoja de vida revelaba
manchas que en un país menos "clientelizado, burocratizado y
lagartizado" que el nuestro le habrían impedido aspirar a un cargo tan
poderoso: miembro de una secta católica de extrema derecha, incendió
libros y escribió feroces panfletos contra los homosexuales. Por razones
que se atribuyen a promesas de puestos y de mano indulgente, alianzas
políticas -el inefable uribismo, la godarria conservadora, la godarria
liberal-, solidaridad regional -ay, mi admirado Horacio Serpa- y
enajenación pasajera -ay, don Gustavo Petro- Ordóñez consiguió el
respaldo del Congreso y fue elegido.
Durante este período, realizó algunas cosas buenas -¿qué tal que
no?-, pero se ha convertido en pertinaz violador de los derechos
relacionados con la sexualidad femenina y ha sido fiel a su naturaleza
sectaria: por hechos semejantes y a partir de pruebas ilegales, condenó a
su contradictora Piedad Córdoba a inhabilidad política de 18 años
-luego le agregó otros 14- y bendijo en cambio al exembajador Jorge
Visbal Martelo, que ahora afronta un proceso penal por vínculos con
paramilitares". Daniel Samper Pizano: El Procurador: de fanático a corrupto.
"En cuanto a esta reelección la manguala le está funcionando a Ordóñez
como un reloj suizo. Detrás de esta campaña están el Partido
Conservador, el Partido de La U y el Partido Liberal, así de dientes
para afuera insistan en que no están. Esta coronación del procurador
puede llegar a convertirse en el más grande obstáculo para el proceso de
paz que el presidente Santos ha iniciado. La manguala no quiere
justicia, la manguala no quiere la verdad, la manguala está haciendo
añicos el régimen de impedimentos y se mueve como un pez en el agua
turbia del conflicto de intereses, y todo lo anterior va en contravía de
cualquier proceso de reconciliación". María Jimena Duzán: La manguala.
"Si no fuera tan peligroso (si no fuera procurador), daría solamente
risa y sería una curiosidad en un variopinto país. Pero este señor que
se disfraza de cruzado de la fe, de caballero de la Virgen (con botas de
montador y capa roja con la cruz de malta), y que desde su púlpito
reparte baculazos y admoniciones, este fanático que quema libros impíos
(Voltaire, Flaubert, Proust), que amenaza con el fuego del infierno a
los pecadores, que antepone sus creencias particulares a las leyes y a
la Constitución, va a ser reelegido procurador.
Los de su secta,
en España, están a la derecha de Franco y de la Falange; en la Iglesia, a
la derecha del papa Ratzinger; y aquí, por supuesto, a la derecha de
Uribe. No es por ecuánime e imparcial que el procurador sancionó e
inhabilitó a Andrés Felipe Arias, sino por deshacerse de cualquier
competidor político por el flanco derecho". Héctor Abad Faciolince: Dios, Patria y Rey Legítimo.
"Cualquier atisbo de desacato podría enturbiar su reelección. O por lo
menos puede convertirse en un nuevo caballito de batalla para sectores
que ya se han declarado en contra de la permanencia de Ordóñez en el
cargo. Gloria María Borrero, directora de la Corporación Excelencia a la
Justicia y vocera de Elección Visible, una coalición de 13
organizaciones que pone la lupa sobre los procesos de elección en la
rama judicial, pidió la renuncia del procurador a su candidatura porque
dice que los otros candidatos no tienen garantías". Alejandro Ordóñez, el intocable.
"Lo que exaspera del procurador no es su fe (la mayoría de los católicos
son personas razonables y respetuosas de los derechos de quienes piensan
diferente), sino su convicción de que lo que consagra la Biblia prima
sobre lo que dice la Constitución. Es su manera solapada de torcerle el
cuello a la Constitución para someterla al imperio de sus convicciones
lo que irrita a sus contradictores". Mauricio García Villegas: El problema no es la fe.
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