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miércoles, julio 04, 2012

Atrapadas, esclavizadas y abusadas

Una oferta laboral, que prometía altas sumas de dinero, fue suficiente para que Laura*, de 21 años, decidiera viajar a Ushuaia. Acababa de llegar a Buenos Aires, y sin conocer mucho del país decidió aceptar la propuesta. Aún sin saber detalles del trabajo que le ofrecían, sin saber que la ciudad más austral del mundo la esperaba con un invierno largo y fuerte.

“Yo pensaba que necesitaban niñeras o empleadas domésticas”, dice hoy esta colombiana que a principios de mayo fue rescatada de una red de trata de personas, que la había obligado a prostituirse en un pequeño local nocturno del sur argentino. Allí, en Black & White, era explotada sexualmente junto con otro grupo de colombianas, dominicanas y un par de argentinas, provenientes de provincias del norte del país. Todas engañadas de la misma forma: una promesa de hacer dinero, sin saber a qué costo.


Inocentes, cayeron en la trampa. Ni Laura, ni ninguna de sus 14 compañeras, tuvieron que poner un peso para viajar. Le hicieron llegar el pasaje del colectivo y con lo poco que tenía y la esperanza de un mejor futuro, se embarcó. Una vez en la capital de Tierra del Fuego, le quitaron sus pertenencias y fue encerrada en una casa, donde ya vivían otras mujeres, de acentos varios, y donde vería llegar también a un par más de compatriotas. Allí, las esclavizaron y las amedrentaron con denunciarlas como inmigrantes ilegales ante la Policía.

No es un caso aislado. Argentina, junto con Belice y Costa Rica, se ha convertido en uno de los principales países donde la trata de personas es el pan de cada día. Un país de origen, tránsito y destino de mujeres y niñas traficadas con fines de explotación sexual comercial, como lo describe una investigación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Documentos del Ministerio del Interior y de Justicia hablan de una red importante con tentáculos en todo el país. El reclutamiento se da principalmente en las provincias del norte (Misiones, Corrientes, Chaco, Santa Fe y Tucumán), y luego las víctimas son enviadas a provincias como Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Santa Cruz, Chubut o Tierra del Fuego.

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